¿Para qué sirven?
Es un fertilizante toda sustancia o mezcla química, natural o sintética, utilizada para enriquecer el suelo y favorecer el crecimiento y desarrollo vegetal.
Su composición está integrada por 13 elementos esenciales que las plantas absorben, ya sea a través de sus raíces o de su follaje.
Los fertilizantes se utilizan sólo para nutrir a las plantas y aportarles energía y vitalidad. De esta manera, previenen muchas enfermedades, aunque no las combaten, así como tampoco a plagas o insectos que puedan atacarlas.
¿El abono y el fertilizante es lo mismo?
Si bien el abono y los fertilizantes se utilizan para enriquecer el suelo y proporcionar nutrientes a las plantas, su composición es distinta, ya que el abono aporta materia orgánica que soluciona deficiencias en el sustrato, y el fertilizante tiende, con el uso continuo, a lavar dicho sustrato.
La correcta utilización del fertilizante dependerá de:
- Tipo de suelo y su nivel de salinidad
- Cantidad de agua en el riego
- Condiciones climatológicas
- Tamaño y requerimientos de la especie vegetal
Clasificación
Existen distintas maneras de clasificar a los fertilizantes:
De acuerdo a su origen:
- Orgánicos: por lo general son de acción lenta y pueden ser de origen vegetal (abono o compost) o animal (estiércol, guano). Además de aportar elementos esenciales, mejoran las propiedades físicas del sustrato y son amigables con el medio ambiente y la ecología. Contiene Nitrógeno y un uso abusivo puede quemar las hojas.
- Inorgánicos: de rápida absorción de nutrientes, son extraídos del suelo o producto del resultado de reacciones químicas. No mejoran las características del sustrato, son más caros que los orgánicos y se lavan más fácilmente, en especial el Nitrógeno. Pueden producir toxicidad y contaminar las fuentes de agua.
De acuerdo a su composición:
- Simples o puros: están conformados por un sólo elemento.
- Compuestos: son resultado de la unión de dos o más elementos y son más completos que los simples. En su composición se utilizan bàsicament los tres macronutrientes: el Nitrógeno, el Fósforo y el Potasio, con el agregado de algún otro elemento.
De acuerdo a sus características y utilización:
- Sólidos: entre los más comunes encontramos los granulados, que se agregan directamente al sustrato, y los de liberación lenta: se trata de barras, clavos, o pastillas que van liberando los nutrientes de a poco. Su duración es de alrededor de 3 meses. Se agregan directamente al sustrato o se disuelven en el agua de riego.
En rasgos generales, el más utilizado es el fertilizante universal o NPK, que se compone de cantidades iguales de Nitrógeno, Fósforo y Potasio. Así mismo habrá que agregarle Potasio si lo que se quiere es potenciar la floración, Fósforo si le falta energía y vigor, y Nitrógeno para su crecimiento.
- Líquidos: se disuelven directamente en el agua de riego y son de rápida absorción. Una variable son los fertilizantes foliares, que se utilizan directamente sobre las hojas para ayudar a la coloración. Estos fertilizantes son caros y no solucionan la deficiencia de nutrientes en general, ya que están formulados específicamente para mejorar y mantener el verde del follaje.
Antes de aplicar un fertilizante, debemos determinar cuáles son las necesidades de la planta para el correcto agregado de fertilizantes: ya sea para potenciar la floración, ayudar a la maduración de sus frutos o solucionar deficiencias en el follaje; esto también estará condicionado por la edad de la planta, y/o por su estructura y resistencia.
El estiércol o guano son excelentes fertilizantes en sí mismos, ya que aportan gran cantidad de materia orgánica además de mejorar la calidad del sustrato, pero no deben usarse en la huerta, ya que su principal desventaja es que pueden transmitir enfermedades como la Salmonella, Scherichia Coli, y también parásitos.
El compost o abono natural es el más completo y amigable para el medio ambiente, por eso decimos que es un fertilizante natural.