Estos días ya se empieza a ver esa pelusilla blanca que aparece todos los años con la llegada de la primavera.
Se desprende de los chopos y los álamos, las especies de árboles más comunes en zonas urbanas por su elegancia y altura. Contrariamente a lo que se cree, y a lo que informan algunos medios de comunicación, esta pelusa blanca no es polen. Se trata del método de diseminación de estos árboles: sus semillas se transportan en estas bolas de hebras blancas, tan ligeras que pueden recorrer grandes distancias fácilmente.
A pesar de no ser polen, no deja de ser molesto sobretodo si hay aire. Producen un leve picor en los ojos, cosquilleo en la nariz e incluso hay peligro de que entren en la boca.
La postal de una calle cubierta por un manto blanco, como si se tratara de nieve, es muy bonita a la par que incómoda para las personas. ¿Cómo evitar esta invasión sin renunciar a la elegancia de un chopo? Muy sencillo: plantando chopos macho. Son las hembra las que se encargan de la diseminación.